Eliminar la cáscara gruesa o piel externa de los alimentos.
Extraer el corazón o la parte central de frutas y vegetales.
Separar los granos de los alimentos, como en el caso del maíz, para utilizarlos de manera individual en recetas.
Separar los granos de los alimentos, como en el caso del maíz, para utilizarlos de manera individual en recetas.
Eliminar el exceso de grasa de los alimentos durante la cocción, ya sea retirando la grasa derretida con una cuchara o utilizando una técnica de cocción que permite que la grasa se drene.
Quitar los huesos de los alimentos, para facilitar su consumo o preparación.
Retirar las fibras o hebras de los alimentos.
Quitar las puntas o extremos de los alimentos, para mejorar su presentación y textura.
Separar o cortar los tallos de los alimentos.
Extraer el jugo o líquido de los alimentos mediante presión, para obtener su jugo o para hacer extractos.
Cocinar alimentos sumergiéndolos en agua u otro líquido que se lleva a su punto de ebullición.
Reconstituir alimentos secos sumergiéndolos en líquido hasta que recuperen su textura original.
Cocinar alimentos en un horno utilizando calor seco, permitiendo una cocción uniforme y una textura dorada.
Quitar la piel o cáscara externa de los alimentos.
Sumergir alimentos en líquido durante un periodo de tiempo prolongado para ablandarlos o prepararlos para cocción.
Cocinar alimentos rápidamente en una sartén con un poco de aceite a alta temperatura, moviéndolos constantemente. Esto desarrolla sabores y texturas doradas y crujientes.
Separar o cortar los tallos de los alimentos.